Diletantes, nuestra propuesta de hoy es otra de esas canciones que sólo los fabs de emisoras como Radio 3 y/o iCat FM pueden escuchar. En efecto, hace unos meses la cacé con mi Shazam durante una pausa en mi anterior empleo mientras tenía la radio para hacerme compañía. Se trata de un dúo que, aunque van de enigmáticos y esquivos por la vida, lleva una década de vida produciendo un pop tranquilo con toques de R&B luminoso a la par que reconfortante para los sentidos y en cierto modo invita a mover ligeramente el cuerpo. Os presento a una banda que justo HOY MISMO estrena su cuarto álbum: los RHYE.
He aquí a dos verdaderos Phileas Fogg de la vida y la música: el canadiense Mike Milosh (en la foto, con los ojos cerrados) conoció al que sería su actual compañero musical Robin Hannibal (detrás suyo, con camisa blanca) en una quedada en Copenhaguen. Milosh, que había recibido una formación más bien clásica (tocaba el violonchelo desde niño), había viajado hasta Berlín, una de las mecas de la electrónica europea, acaso buscando posicionarse como artista en ese género, y de modo independiente llegó a publicar dos discos a primeros de este siglo. Por su lado, Robin estaba quizás más ligado a colectivos de DJ's y productores de su país, como uno llamado Boom Clap Bachelors, y llevaba al retortero unos tres proyectos diferentes como productor. Un contacto profesional común hizo que el segundo llamara al primero y le propusiera reunirse para iniciar un nuevo proyecto común, que se materializó en tres temas grabados en apenas una semana.
Fue entonces cuando al danés el entró el gusanillo de probar suerte en el mercado norteamericano. Trasladados a Los Angeles, fueron ampliando su repertorio hasta que en 2013 tuvieron suficiente material para un primer álbum ya como Rhye.
En plena era 2.0, donde todo el mundo sabe de todo el mundo, fue durante ese periodo que ya pactaron no dar muchos datos acerca de sí mismos (ni siquiera sus propios nombres) y jugar la carta del misterio. Tal fue así que en las avanzadillas del que sería su primer trabajo, el fandom que les seguía totalmente a ciegas confundió la voz de Milosh con la de una mujer. Y para seguir con el enigma, titularon el primer trabajo con el nombre de "Woman", únicamente adornado con una foto en blanco y negro de una espalda de mujer desnuda.
Incluso dejándose ver las caras por primera vez en el late show de Jimmy Kimmel unos meses antes, Rhye mantuvo y han mantenido la tendencia de no mostrar de ellos mismos nada que no sea su música: no veréis sus rostros en la portada de ninguno de sus álbumes ni en carpetas o libretos interiores, y tampoco en ninguno de sus videoclips...En el momento de escribir estas líneas, me estoy acordando de cómo en 2006 la madrileña Mai Meneses cautivó a un país entero con una voz que nadie hubiera asociado a su rostro tres años después de haber probado suerte y fracasar en Operación Triunfo. O, yendo más atrás en tiempo, cómo George Michael decidió huir de su propia imagen de estrella encaramada al éxito total con "Faith" y publicar un disco de culto como es "Listen Without Prejudice" y posteriores singles hasta 1995 sin aparecer ni siquiera en sus propios videos.
Naturalmente, ese modo de hacer prevalecer la música por encima del "exploit" comercial de la imagen personal como marca no fue tan bien entendido en los 90 como puede serlo hoy. Más ejemplos de esto los encontramos en la carrera y los vídeos de Sia: la cantante australiana, sabedora de su propio poderío vocal y compositivo, ha sabido crear golpes de efecto cediendo su propio espacio en lo visual a los bailarines. En este punto podemos decir que Rhye han asimilado esta tendencia de la "videodanza", y quién sabe si así como Sia se ha expresado corporalmente a través de la bailarina Maddie Ziegler, nuestro dúo también explotará el potencial expresivo del bailarín Aaron Taylor-Johnson para futuros videoclips como el de "Black Rain", segundo single de los tres singles extraídos ya de "Home, su cuarto disco ya en las tiendas.
Para que le perdáis el miedo a los acordes de esta canción, comentaros que es como tocar una a pieza en Fa mayor, luego pasas a su relativa menor (Re) con prácticamente los mismos acordes, y al trasponer todo un semitono arriba, ¡sorpresa! Lo que sería un bemol, aquí y ahora son seis sostenidos. En cuanto a la armonía, Fa sostenido mayor, que ocupa el estribillo, realiza el paisaje en por.los grados II-V-I-IV de su escala; por su parte, la tonalidad relativa (Re sostenido menor) realiza un paseo que correspondería a los grados I-IV-V de su escala derivada. Naturalmente, el Fa menor que encontraréis no corresponde a la escala de esa tonalidad, sino que es un acorde menor que acompaña al La sostenido en su función tonal de dominante para llevarnos de nuevo al citado grado I. En otras palabras, un movimiento o cadencia bastante típica del jazz, y aparece en los dominantes secundarios y/o por extensión. Buena jugada.
¡Buen finde, Diletantes!
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