Pocas cosas diré de él excepto que:
1) Se han dado demasiada prisa en incinerar sus restos mortales (la cremación tuvo lugar el pasado Sant Jordi, dos días después de anunciada su muerte) y los resultados de una segunda autopsia pueden darse sine die...O nunca.
2) Los negros y los blancos políticamente correctos escuchaban a Michael Jackson, pero Prince se quedó con el resto incluyendo David Bowie, quien llegó a decir que " los 80 le pertenecen". Por otro lado, aunque al de Minneapolis se le consideró el tipo oscuro y lujurioso que el Rey del Pop nunca pudo ser, hubo un momento en la historia en que ambos genios congeniaron: una canción de 1995 llamada "Money" que se incluyó en el disco de inéditos de la recopilación "HIStory, Part I" de Michael.
3) Queda claro y meridiano que su escaramuza de los cambios de nombre durante los 90
(The Symbol, Tora-Tora, The Artist ) fue un aviso de su obsesión por no quedarse estancado como artista que tira de "hits" añejos para mantener su popularidad, por lo que sus discos editados desde "Come" (1994) hasta "The Vault: Old Friends for Sale" (1999) merecen ser escuchados una y otra vez para entender esto. Recuperada la tranquilidad tras esos años convulsos (entre la pérdida de un bebé y sus épicas batallas legales con Warner Bros.), su discografía más reciente, la que va desde el ballet "Crystal Ball" hasta los volúmenes de "Hit 'n Run", también merece ser disfrutada con calma por parte de los fans.
y 4) Fue el artista que, a mediados de la citada década, hizo que mi adolescencia y mis años de instituto fueran más llevaderos. El resto de mis compañeros de clase no escuchaban más que música máquina y Camela y se reían porque me gustaba un tío que se maquillaba en exceso.
Y dicho esto, ahí va nuestra propuesta para recordar siempre la figura de Prince: un tema que pertenece a su tercer disco "Dirty Mind" de 1980. Ese disco supuso un ejercicio de economía en cuanto a técnicas de grabación. ¿El motivo? El primer álbum "For You" le salió bastante caro (más de 50.000 dólares de la época); para el segundo LP "Prince", aprendió la lección, aprendió a usar las revox, consiguió un primer Número Uno en USA con " I wanna be your lover" y se compensaron las pérdidas por aquel debut sobreproducido y caro. Pero el artista se sentía todavía en deuda y decidió pasarse a la producción "low cost" : montó un estudio casero en un sótano, grabó prácticamente todo el disco en unos días con una grabadora de cuatro pistas...Y llevó un máster sin apenas mezclar y con un sonido garajero. Apenas media hora de duración total donde Prince demostró haberle tomado el pulso al sonido "new wave" americano de entre-décadas ("When you were mine" o "Sister" suenan a The Cars o Television), sin olvidar la parte bailable con tracks como "Partyup" y "Uptown". De paso, hizo un poco más visibles y audibles a quienes serían sus compañeros en The Revolution en los años siguientes: Lisa Coleman, Matt Fink, Bobby Z, y André Cymone.
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