Iniciamos mes nuevo justo en una de esas jornadas mundiales que nos llenan de inquietud y júbilo: el Día de la Cultura Japonesa. Recientemente también me enamoré de un género musical que es en realidad una mezcla de estilos mayormente norteamericanos, pero que en la tierra del Sol Naciente lleva cosechando adeptos desde hace más de cuarenta años...Y que generaciones como la mía y más jóvenes hemos descubierto gracias a un fenómeno reciente causado casi espontáneamente por la matriz de Internet en 2018: una combinación aleatoria del algoritmo de Youtube hizo que medio mundo cayera rendido a una música maravillosa que ojalá estuviera copando ahora las listas españolas de ventas, en vez de tanto reggaeton, perreo y niñat@s estregándose tó lo negro y cantando sin afinar a menos que les pongas autotune. Hoy hablamos un poco del City Pop.
Se trata de un estilo que se estuvo produciendo de continuo en Japón entre mediados de los 70 y principios de los 90 del siglo pasado y es una combinación de funky, smooth jazz, y arreglos con muchos metales y cuerdas propios de la era disco. En otras palabras, ingredientes muy norteamericanos pero cantados en japonés y con unas letras que se inspiran en una etapa de bonanza social y económica de Japón. Eran los años de la afluencia de gente joven de áreas rurales hacia ciudades grandes como Tokio, y la prosperidad económica se reflejaba en jóvenes de entre 20 y 30 años con carreras universitarias y altos sueldos, el consumo masivo de bienes de ocio y cultura, locales nocturnos y moda de corte europeo. La irrupción y uso del walkman y las autorradios fueron los vehículos para escuchar y difundir la música de aquel momento. Paradójicamente, esta música de aire feliz y hedonista contenía letras que no lo eran tanto: la mayoría versaban sobre amor, desamor y nostalgia del enamoramiento en la gran urbe.
El consumo de este género se desplomó hacia 1991 con la crisis en que se sumió el país a raíz del estallido de la burbuja inmobiliaria y la alta inflación. Los sonidos populares cambiaron radicalmente y se crearon al menos tres vertientes marcadas: el "Shibuya-Kei", que miraba a sonidos de los 50 y 60 como el jazz y la bossa-nova, el "Visual Kei", más asociado con la estética del manga y el anime de acción pero también con miras al heavy metal, y el J-Pop, que desarrollaba al máximo exponente la música y la parte visual y de márketing de las boy-bands o girlbands de pop y r&b americanas y europeas.
Si la música disco de los 70 era la válvula de escape de la generación joven de entonces frente a una crisis a escala global como fue la del petróleo, que provocó fenómenos como el aumento de paro, cierre de empresas y bajada de sueldos, este otro movimiento se ha erigido como una vávula de evasión similar frente a un futuro marcado por dos crisis financieras casi seguidas (la de los 90 y la de 2008).
Estos ciclos de la sociedad generalizaron entonces y ahora un sentimiento nostalgia por una prosperidad pasada pero no vivida por las generaciones actuales, pero que se celebra a pesar de todo como un ideal. De este modo hacia 2010, tras unos veinte 20 años de silencio en su propio país de origen , el City Pop (el reflejo más accesible de ese mundo ideal que se escapó en el pasado y que no se ve en el futuro) empezó a ser escuchado en la mitad occidental del planeta.
A partir de ahí, los aficionados a la cultura de club en todo el mundo empezaron a crear alteraciones caseras especialmente pensadas para bailar y hacer bailar hasta el agotamiento. Así surgen tendencias como Future Funk, Vaporwave -parecidos al eurodance y house occidentales de los 80 y 90- o Nightcore- en una onda actual comparable a, por ejemplo, las producciones actuales alemanas, suecas o del Benelux).
Pero el regreso triunfal del City lo encabezaría más tarde un solo fan cualquiera...Y con una sola artista que no es cualquiera.
MARIYA TAKEUCHI Y "PLASTIC LOVE"
He aquí la canción causante del actual revuelo y resurgimiento de la fiebre del llamado City Pop en nuestro siglo. Hacia 2018, un internauta occidental cautivado por un estilo que dormía el Sueño de los Justos en el país del Sol Naciente, subió a Youtube un vídeo casero con una canción de la artista Mariya Takeuchi: "Plastic Love" se publicó originalmente en 1984 como single y maxi-single de su sexto LP "Variety"( la artista cuenta con doce trabajos de estudio desde 1978 hasta 2014 y varias recopilaciones) . El internauta, además, colocó como única imagen no la portada del vinilo original (un dibujo de un tres en raya verde sobre fondo marrón), sino un retrato en blanco y negro de la cantante, que pertenece a un single más antiguo titulado "Sweetest Music".
Ocurrió que Alan Levenson, el fotógrafo que tomó aquella imagen en los 80, reclamó formalmente a Youtube por no haber percibido ningún royalty que se había generado al ser expuesta y verse repetidamente gracias a las nuevas reproducciones digitales. A priori ganó la reclamación y el video fue eliminado de la plataforma, pero la presión de los internautas logró que Levenson reconsiderase su postura, y "Plastic Love" volvió a ser disfrutada por el resto del mundo.
Esta controversia atrajo incluso la mirada la atención del gigante mediático de origen canadiense Vice, que tras revisar el fenómeno y sucumbió a la belleza de esta historia de cinco minutos en Re menor sobreun corazón roto que cicatriza bajo "tiritas" de ropa llamativa, bailoteo casi a diario en discotecas y flirteos de una sola noche (con o sin cama, à vous le choix). 35 años después, este magazine describió la pieza como "La Mejor Canción Pop De Los 80", y artistas occidentales que miran mucho a Japón para desarrollar su estética visual como Gorillaz elogiaron a su voz protagonista y su trayectoria.
Naturalmente, Mariya no estaba sola en este tramo "feliz" del showbiz japonés: otras voces femeninas como Takako Mamiya, Taeko Ohnuki, Tomoko Aran o la recordada Miki Matsubara también contarían historias de "amor y lujo" con sabor tokiota. Y detrás de estas grandes mujercitas existía una red de productores de renombre (mayormente hombres) elaborando y componiendo música. He aquí a sus dos cabezas más visibles:
La primera es la de Akira Terao , proveniente del mundillo de las bandas sonoras para televisión y cine, de corte más clásico, pero que publicó un primer disco de "City" en 1981 cuyas ventas superaron a las del "Thriller" de Michael Jackson . No abandonaría su vertiente audiovisual, por lo que ha firmado partituras para directores top como Akira Kurosawa (buscad su música en films como "Ran", Madadayo" o "Dreams" del mismo director de "Los Siete Samuráis").
La segunda es la de Tatsuro Yamashita (en la foto). Se le considera el productor pionero/Rey del City Pop, especialmente por estar casado desde 1982 con la Takeuchi. Su primer éxito fue junto a la banda de los 70 Sugar Babe (cuyo sonido os puede recordar al de los norteamericanos Chicago). Hacia 1976 lanzó su carrera en solitario grabando en Nueva York, un paso clave para generar contactos importantes con el AOR americano y, de paso, con el resto de influencias que ya he citado al inicio de este post.
Desde que regresara de aquella experiencia, las cifras de ventas de sus más de 25 álbumes sólo en su país natal han sido de vértigo: desde las primeras 200 mil copias de "Moonglow (1979) a las de prácticamente un millón de ejemplares de trabajos como "Melodies" (1983) y "Cozy" (1998), pasando por los más de 300.000 de "Ride On Time", uno de sus nº1 del que os ofrecemos en acordes su canción homónima. Observaréis aue tanto esta pieza como la anterior son especialmente ricas en intervalos de séptima (mayor y menor) y bastantes tensiones usadas como bajo.
Desde aquí quiero agradecer públicamente al creativo digital Luiso Uribe del canal de Youtube Kulcast en México y, por extensión, al ensayista zaragozano Álvaro Arbonés por sus respectivas crónicas en vídeo y en blog acerca del City Pop, esenciales para entender su popularidad. Este artículo no sería posible sin vosotros. ¡Domo arigato a los dos!
Gracias, Luiso. Me reitero en que este artículo no hubiera sido posible sin vosotros dos. Por cierto, tengo otro artista nipón de quien escribí el año pasado. Y por otro lado, hay bastantes artistas latinoamericanos de quienes he escrito alguna vez en el blog: Ana Gabriel, Arelys Henao, el ex- concursante de La Voz Mario Vallejo, Las Horóscopos de Durango, Miranda!, Lele Pons, Javiera Mena, etc. Os invito tus seguidores y a ti a buscarlos por acá.
Muy buen artículo Jordi! Sobretodo la parte de teoría musical, y también hubo algunos datos que no sabía. Abrazo desde México!
ResponderEliminarGracias, Luiso. Me reitero en que este artículo no hubiera sido posible sin vosotros dos. Por cierto, tengo otro artista nipón de quien escribí el año pasado. Y por otro lado, hay bastantes artistas latinoamericanos de quienes he escrito alguna vez en el blog: Ana Gabriel, Arelys Henao, el ex- concursante de La Voz Mario Vallejo, Las Horóscopos de Durango, Miranda!, Lele Pons, Javiera Mena, etc. Os invito tus seguidores y a ti a buscarlos por acá.
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