No, queridos Diletantes. La siguiente "rola" que os animo a aprender nada tiene que ver, pese al título, con la canción que abría el peliculón de Blake Edwards del mismo título. De hecho, la primera vez que vi el título impreso en un disco recopilatorio de nuestro protagonista de hoy, creí que era una versión del celebérrimo tema de Henry Mancini y Johnny Mercer... No sólo comprobé aliviado que NO, sino que además es un tema irresistiblemente petardo que sólamente ÉL podía escribir y cantar, así que id doblando esos lomos y dejaos las palmas de las manos para recibir a ... ¡SÍ !
¡ CAMILO SESTO !
Histriónico, vital, ambiguo, excesivo, mesiánico (sí, por lo de Jesucristo Superstar), empresario teatral arriesgado que gana, que pierde, y que sigue molando mazo, freak, pintor ocasional , hombre deseado dentro y fuera del "showbiz" ... Y me quedo sin adjetivos que crear. Dos años atrás echó el cerrojo a una carrera más que extensa con un solo show de despedida llamado "Todo de Mí", y mira tú por donde fue su canto de cisne a la par que su primer y único álbum en directo. Y no será porque no se lo hubiera planteado en alguna etapa de su vida: al igual que otro grande de la historia del pop como Prince , y tras firmar un contrato draconiano con Ariola en 1971 , a los dos años tomaría el control artístico asumiendo la producción ejecutiva de prácticamente todos sus discos ( los dos primeros se los dirigió Juan Pardo, quién venía de cerrar su etapa con Juan y Junior ). A partir de ahí, el resto es historia: discos de oro a mansalva, teatros llenos en España para verle en túnica de Jesucristo mientras la cantactriz dominicana Ángela "Magdalena" Carrasco le confiesa su amor prohibido . Un gesto por el que la cantante fue recompensada con su propia carrera discográfica, de la que Camilo Blanes guió sus primeros pasos.
Por esta vez no os propondremos ninguna de sus baladas estrella. Sí en cambio un tema de los más movidos de su repertorio. Porque sí, porque al paso de los años , piezas como "Amor...amar", "Jamás", "Melina", "El amor de mi vida" , "Callados", "Perdóname" o "Getsemaní", etc. han acabado desplazando a propuestas más alegres de tono dentro de la memoria colectiva del público de aquí ("Mola mazo" también entra, para mi gusto, en el saco de las damnificadas) . No importa si tienes pareja o no, si es estable o no: "Días de Vino y de Rosas" es un quitapenas que exuda energía positiva, alegría y amor del bueno en cantidades industriales. Y todo con tan sólo 3 acordes mayores ( Do, Fa y Sol ) y una estructura sencilla a más no poder.
No digo más. Aquí teneis esta maravilla rescatada del más negro olvido. Lástima que el propio Camilo no lo hiciera por nosotros. En este punto, llamadme atrevid@ por reñir al Maestro, pero hubiera sido GENIAL rematar así los bises de aquel concierto tras la llorera que se pegó al ejecutar por última vez "Algo de mí" en el Palacio de Congresos de Madrid en 2010. Mola que tu público de toda la vida salga entregado de un concierto. Pero es mucho mejor que lo haga con el ánimo en el techo, y no con el corazón en carne viva, con licencia de Manuel Alejandro y, si cabe, con disculpas.
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