Así como ayer celebrábamos el aniversario de un artista de los de toda la vida que hace ya un año que no está, hoy celebramos el aniversario de un trabajo de otra artista que, afortunadamente, aún sigue entre nosotros. Tal día como hoy en 1977, hace ya 45 añazos, se publicó uno de los trabajos más sorprendentes de la pintora, poetisa y cantante canadiense JONI MITCHELL.
Mujer valiente, sufridora, resiliente, emprendedora, rompedora y amante del riesgo en lo artístico. Tales adjetivos le vienen como anillo al dedo a Roberta Joan Anderson (nombre real), llamada a tomar el control total de su producción musical prácticamente desde sus inicios (algo apenas común en la industria musical de la época y que ella consigue a partir de 1970, tras el éxito comercial de su canción "Both Sides Now"). Ya desde entonces, la artista nacida en Fort McLeod (Canadá) hace 79 años no sólo escribía canciones folk acompañándose a sí misma con la guitarra y el piano, sino que sus discos también eran (y son) atractivos igualmente por fuera, pues son pintados y diseñados por ella misma, y según la inspiración del momento eran más abstractos, o más realistas, o más simples, o más currados, etc. Es lo que tiene haber pasado por una escuela de artes plásticas cuando era mozuela.
Su música es todo un ejemplo de cómo evolucionar y crecer con la música de su tiempo dando sorpresas disco a disco, mal que algunas de ellas no fueran del todo bien encajadas ni por su primer público que la siguió desde su etapa "Woodstock": no es ya que desarrollara formas nuevas de tocar los acordes de siempre patentando afinaciones y posiciones de dedos alternativas -muchas de ellas con cejilla-, es que muchos empezaron a ponerse nerviosos cuando su icono hippy de voz cristalina y guitarra acústica que cantaba junto a David Crosby empezó a meter voltaje y guitarreo de rock and roll en un disco como "Court And Spark" (1974), o su primera experimentación con el jazz y músicos de ese estilo, que culminaron en trabajos como "Mingus" (1979), uno de los discos peor criticados de su carrera, pues era de puro jazz bajo la petición, supervisión y beneplácito de un gigante de ese estilo como fue Charles Mingus (1922-1979). O su etapa ochentera y noventera, marcada por un rock más o menos suave pero sin dejar de lado el espíritu crítico con el mundo que la rodea.
Año 1977. La Joni Mitchell más eléctrica y ecléctica que ya había dado cancionazas como "Help Me", "Raised On Robbery", "In France They Kiss On Main Street", y "Shadows And Light" afronta una tarea épica: un álbum que le sale de doble formato y en el que se escucha desde un pasacalle con voces y percusiones hasta una pieza de más de 15 minutos con arreglos orquestales (y que ocuparía la cara B entera). Y como no podía ser de otro modo, rodeada de musicazos: casi toda la banda de jazz-fusión Weather Report (Wayne Shorter, Jaco Pastorius, Alex Acuña y Manolo Badrena), Chaka Khan en su etapa con Rufus, John Guerin en batería y Larry Carlton como guitarrista de apoyo.
¿Y qué decir del "artwork"? Sobre un fondo a dos tintas, un collage de fotos en cianotipo de la artista, un niño adolescente, unas palomas, un nativo americano y un negrón con zapatos de plataforma y aspecto de proxeneta del Bronx que respondía al nombre de Avant Garde y que en realidad... ¡Era Joni Mitchell travestida!
No olvidamos, naturalmente, la canción que da título al álbum; una pieza cuya temática, afinación y toque de guitarra parecen una extensión de "Coyote", el single con el que promovió en las radios y también en la película documental "The Last Waltz" de Martin Scorsese su disco "Hejira" de 1976. Quizá por esas similitudes Joni decidiera no sacar el "Don Juan" en sencillo. La letra, con sus metáforas sobre la lucha entre la razón y el deseo y un dardazo a las actitudes tóxicas de la sociedad americana hacias a las demostraciones públicas de afecto es una maravillosidad y merece ser objeto de estudio en institutos y facultdes de letras en todo el mundo desde YA.
Se dice que de las alternativas que propuso la cantante para tocar acordes surgieron los famosos "Weird Chords"...Y en realidad no tienen nada de raro. Se trata de variaciones alternativas a la tercera de acordes mayores. Por ejemplo, la guía de acordes que propongo está bastante simplificada, pero con unas pocas escuchas atentas entre las diferentes capas de guitarras distinguiréis realmente el sus2 en el Fa , el sus4 en el Sol y hasta una variación del Do mayor con sexta en vez de su respectiva quinta estándar (os desafío a localizar éste último vosotr@s mism@s).
Por otro lado, observad el uso de La y Si bemol mayores. Recordad que no provienen de la escala de Do mayor, sino de un intercambio modal.
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